oecophylla smaragdina

A muchas personas les desagradan las hormigas, entre otros motivos porque pueden morder o invadir nuestra despensa. Pero en Vietnam, miles de agricultores han recurrido a las hormigas tejedoras (oecophylla smaragdina.) para que les ayuden a cultivar anacardos. Ello es así debido a que en 2008 algunos investigadores demostraron que estos insectos de color marrón rojizo resultaban mucho más eficaces y conllevaban muchos menos gastos en la lucha contra las plagas que el empleo de aerosoles químicos, una ventaja que hacía elevar un 71 % los ingresos netos de los agricultores.

Curioso por saber si las hormigas tejedoras habrían sido un método alternativo a los plaguicidas en otras situaciones y con ganas de determinar si los métodos de control biológico funcionaban, Joachim Offenberg, del departamento de biociencias de la Universidad de Aarhus, ha examinado ahora la bibliografía científica sobre el tema. En un artículo de revisión publicado en Journal of Applied Ecology, el autor concluye que, en presencia de las hormigas, las cosechas mejoraban con frecuencia. Y los insectos daban mejores resultados que otros métodos de control de plagas en cuatro de los seis estudios que habían evaluado la rentabilidad de la estrategia. Tras considerar los datos como «el mejor ejemplo documentado de control biológico eficaz en sistemas agrícolas abiertos», Offenberg cree que la estrategia debería ser empleada por más agricultores.

La idea de utilizar hormigas tejedoras no resulta nueva, señala. Hace unos 1.700 años, los agricultores chinos podían comprar hormigas en el mercado para liberarlas en plantaciones de cítricos, una práctica largamente olvidada tras la invención de los plaguicidas químicos. Pero ahora, dos compañías europeas están considerando cómo proporcionar nidos de hormigas tejedoras a los agricultores, y un proyecto de ayuda danesa está contribuyendo a establecer viveros de hormigas en África a fin de proporcionar colonias maduras a los agricultores interesados en probar estos controladores de plagas. Dado que existen 13.000 especies de hormigas en el mundo, las posibilidades pueden ser ilimitadas, apunta el investigador.

 

FUENTE: INVESTIGACIONYCIENCIA