La plaga de topillos se localizaba por zonas de montaña de la península Ibérica, especialmente Pirineos y el Sistema Central, hasta 1970. Sin embargo, en los últimos años se han expandido por todo el territorio de Castilla y León provocando una auténtica plaga agrícola. El último estudio publicado por el CISC (Consejo superior de investigaciones Científicas) afirma que la expansión de la plaga de topillos puede estar relacionada con los cambios en el uso del suelo como el aumento que se produjo de superficies cultivadas de regadíos y alfalfa, unos ambientes muy favorables para los topillos, ya que produce comida verde durante todo el año.
Durante 2011 y 2014 se han producido dos picos altos de la presencia de estos roedores sin llegar a producirse una plaga. Sin embargo, desde hace dos décadas la aparición de una plaga de topillos es de una vez cada tres o cinco años. De hecho, se trata de una especie que requiere la asistencia de profesionales de control de plagas, debido a la velocidad de reproducción. A los 21 días de vida una hembra topillo puede dar a luz hasta 10 o 15 crías. La dificultad para eliminar topos y la extensión de estos roedores más allá de las montañas ha ocasionado numerosos daños a la agricultura, además de contribuir a la transmisión de enfermedades en humanos como la tularemia.
FUENTE: ACTUALIAGRUPO